Leyendas de familia

Mi casa es un gran monumento a la historia de mi familia. Esta llena de recuerdos alegres, oscuros, tristes y melancólicos. Cada cosa tiene su historia desde el tapizado del sillón hasta la pared que da al este.
Muchas personas viven en esta casa y después de casi 50 años de historia, recién partió la primera generación que la habito y con ellos, los secretos e historias se han convertido en leyenda ya que las personas que las vivieron ya no se encuentran entre nosotros, un ejemplo de estos sucesos se lo dijo mi abuela a mi madre antes de morir para que el linaje de mi madre lleno de gente extraña y excéntrica, enamorados del amor o de algún ideal poco comprensible no se perdiera en el olvido y así es la historia partiendo por la hermosa tía abuela Vitalia que amaba tanto la noche que murió a los 18 años de la enfermedad de moda en esos tiempos: Tuberculosis. Mi tía abuela Darelia quien se fue a Santiago persiguiendo a un poeta de renombre, que no mencionare aquí, jurándole amor eterno pero al tiempo el se fue a Venezuela y ella quedo destrozada y atento con su vida ya que no había motivos para vivir, pero no lo consiguió y ahora reposa en un asilo porque ya no puede distinguir la realidad de la fantasía. Mi hermosa tía abuela Nadia que nunca conoció a un hombre, ella se fue de este mundo tal como llego y al igual que sus hermanas no tuvo descendencia. Mi tío abuelo Teobaldo que el partió del hogar cuando su padre murió y nunca se volvió a saber de el hasta hace muy poco que se supo que murió en arica y fue uno de los tantos que vino a buscar a mi amada abuela Walda cuando se fue. Y llegamos a la abuela, mi querida y amada abuela, ella siempre estuvo adelantada a este mundo y con una clase que solo se veía en las viejas monarquías, para ella la apariencia era todo pero aunque no lo crean no era superficial era una valkiria del mundo antiguo una mujer capaz de mirar a los ojos a los hombres sin sentir temor y eso para una persona de ese tiempo era algo inconcebible. Pero llego el día en que la vida reclamaba la sangre de la última mujer de la familia, el último vestigio de esa generación, pero mi abuela supero al destino y al desafiarlo gano. El primer hijo que tuvo, mi tío Porfirio, la abandono en la juventud, era un carabinero que dio su vida en el cumplimiento del deber, pero sus dos hijas sobrevivieron la maldición acaecida sobre la casa Triviño y mi tía Oriana, Que hace poco nos dejo, pero también dejo un heredero y mi madre, María, tan extraña como cualquier miembro de su casta, incondicional a la sangre y al linaje, capaz de destruir cualquier obstáculo que amenace con la integridad de su hueste ya que mis hermanos y yo somos la ultima generación que queda y nuestra misión es continuar con el legado de la familia para que la sangre nunca se diluya ni desaparezca en el tiempo.
Ahora solo nos queda a nosotros pasar la leyenda de padres a hijos para que no estemos condenados a la extinción.