Los libros, un montón de hojas escritas por un escritor, a veces para entretener u otras para informar o criticar. Muchos lectores ocupan los libros para escapar de este mundo y viajar a uno ficticio que le ofrece mucho más.
Muchas veces el lector no conoce el sacrificio que representa escribir un libro. Las horas en vela, los arboles que dan su vida para poder ser impresos, esos árboles que nos dan oxigeno, se convierten en una entretención y las plantas de las que se extraen los materiales para hacer la tinta, sacrifican su belleza por nuestra cultura. Todo es un círculo de sacrificio para el entretenimiento humano.
El humano, no solo se entretiene con los libros, la guerra también es un gran juego para él. Ver un sinfín de armas desfilar por las calles para ser disparadas sobre el país contrincante, acabando con todo lo que se interponga en su camino. Perros y gatos sufren el ataque de las tropas sobre un país y después viene un escritor que relata la historia del perro, el gato y la guerra, volviendo a empezar con el círculo de sacrificio que implica publicar un libro.
Pobre perro, el mejor amigo del hombre, así es como le pagamos su inmensa fidelidad, abandonándolos en las calles a merced del frio. Sumándole al mundo más perros vagos y más problemas sanitarios, como si no tuviera suficientes. Y después de abandonarlos, y por ultimo dejarlos tranquilos, comenzamos a sentir molestia por su presencia, olvidando que fuimos nosotros los que causamos esto.
El hombre, crea tantas cosas y destruye otras que cuesta mucho catalogarlo de bueno o malo, porque siempre para crear hay que destruir y tal vez algún día le haga un favor al planeta y se destruya así mismo, dándole un respiro al ecosistema.
Muchas veces el lector no conoce el sacrificio que representa escribir un libro. Las horas en vela, los arboles que dan su vida para poder ser impresos, esos árboles que nos dan oxigeno, se convierten en una entretención y las plantas de las que se extraen los materiales para hacer la tinta, sacrifican su belleza por nuestra cultura. Todo es un círculo de sacrificio para el entretenimiento humano.
El humano, no solo se entretiene con los libros, la guerra también es un gran juego para él. Ver un sinfín de armas desfilar por las calles para ser disparadas sobre el país contrincante, acabando con todo lo que se interponga en su camino. Perros y gatos sufren el ataque de las tropas sobre un país y después viene un escritor que relata la historia del perro, el gato y la guerra, volviendo a empezar con el círculo de sacrificio que implica publicar un libro.
Pobre perro, el mejor amigo del hombre, así es como le pagamos su inmensa fidelidad, abandonándolos en las calles a merced del frio. Sumándole al mundo más perros vagos y más problemas sanitarios, como si no tuviera suficientes. Y después de abandonarlos, y por ultimo dejarlos tranquilos, comenzamos a sentir molestia por su presencia, olvidando que fuimos nosotros los que causamos esto.
El hombre, crea tantas cosas y destruye otras que cuesta mucho catalogarlo de bueno o malo, porque siempre para crear hay que destruir y tal vez algún día le haga un favor al planeta y se destruya así mismo, dándole un respiro al ecosistema.
El excusado... sagrado.
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