En una época en que el mundo era más tranquilo, más feliz. Podías ver el corazón de las personas, eran corazones sinceros, almas intachables llenas de justicia y amor. Pero hasta el alma más noble puede corromperse si esta mucho tiempo en las tinieblas. Fue así como sucedió todo, fue así como esta persona se involucro con la oscuridad y casi fue destruido. Tuvo la necesidad de mezclarse por alguna razón que nunca me contó, quizás no confiaba en mí, puede ser que sabía que yo escribiría sobre él. Sinceramente no importa qué razones tuvo para hacer esto o aquello, lo realmente importante es que ahora está aquí… conmigo.
Somos unos desde siempre, estuvimos al principio de los tiempos cuando todo era caos; estamos ahora, en este tiempo que solo genera confusión; y estaremos en el fin, cuando todo vuelva al principio y nos fundamos en una nueva era.
El camino para el reencuentro fue duro, lleno de mentiras cubiertas por mantos de verdad. Con la oscuridad siempre rodeando y engañando, cubriendo cada sector del mundo con su cara simulando ser la luz. Con una libertad que no era tal, sino una idea de libertinaje que solo te hundía mas en el abismo.
Pero al final, a pesar de lo doloroso del camino… se encuentra la luz, la imagen terrible de la luz, que acusa todos los males que hiciste y de la cual no puedes ocultarte. Ahí presente y eterna al final de un túnel esta ella, la luz, llamando al perdón y al arrepentimiento, quemando cada partícula de oscuridad, revelando las mentiras y presentando a la verdadera libertad, esa libertad que te calma el corazón y pone en blanco la mente, que te eleva al cielo sin dejar de estar en la tierra.
Fue así como una parte de mi se mezcló con la oscuridad y salió casi ilesa, mi alma quedo intacta pero mi corazón y mi mente pagaron el precio de mi insensatez. Ahora estoy feliz, y solo una cosa me ayudo a salir del abismo y aunque suene trillado… fue el amor, por la h8umanidad, por un hermano, por una persona, por un amigo; solo el amor es capaz de unir un cuerpo mutilado; solo el amor puede levantar a un hombre caído, devolverle la cordura y hacerlo sentir pasión otra vez.
