Bienvenido

Entraras a lugares de mi mente a los que nadie a logrado conocer. A partir de ahora estarás solo porque yo no puedo acompañarte. Disfruta del viaje y trata de aprender algo nuevo o en el peor de los casos a abrir la mente.

martes, 23 de noviembre de 2010

¿Qué es estar cuerdo?

Locura y cordura en la mente de un escritor

Motivaciones para un futuro incierto


La tarde estaba deliciosamente tibia mientras caminaba al encuentro de mi entrevistado, él había dicho que no hay nada mejor que las tardes primaverales para dejar ir la mente así que me citó en este parque para que conversáramos de las trivialidades de la vida.

Siempre he creído que la mejor manera de entrevistar a alguien es con una conversación liguera que poco a poco se convertiría en entrevista, pero este es un caso muy diferente, como comenzar una entrevista a alguien que se cataloga de loco sin que nadie se oponga, también dice que es un genio y que es lo mejor que le pudo pasar al mundo.

Voy llegando y el ya se encuentra ahí, pareciera que llego hace horas, tiene los ojos abiertos con una intensa mirada de asombro, quizás pensando que no puede creer que se encuentre ahí sentado en aquella banca verde esperando a un desconocido. Cuando me ve llegar se pone de pie y me recibe con una amplia y sincera sonrisa de esas que pocas veces se ven en estos tiempos de desconfianza.

- hola Mario ¿como estas?- me lo dice muy fluido, como si toda la vida hubiera estado esperando preguntar eso.

- muy bien ¿y usted?- le respondo con timidez y él sólo me da como respuesta una amplia sonrisa.

Comencé la entrevista con la única pregunta que encontré que le hacia justicia

-Mario, cuénteme ¿que espera de la vida?

La pregunta pareció sorprenderle ya que volvió a mirarme y dijo:

- de la vida sólo espero lo que me entrega, lo que se le antoje darme. Si quiere que sea famoso lo seré, si quiere que no, no lo seré, simplemente vivo y paso por este mundo. Es curiosa esta pregunta ya que las respuestas son tan diversas y variadas como las decisiones que tomamos en los momentos que las requieren.

- Quizás plantee el asunto de manera muy ambigua, que le parece si me dice:¿Qué planea hacer usted de su vida?- me aventure un ámbito netamente personal, pero esto pareció agradarle porque de nuevo sonrío

- Lo que yo quiero hacer de mi vida son muchas cosas, de las cuales ninguna esta siquiera avanzada como para llevar el titulo de proyecto. Quiero impartir el conocimiento, también quiero ser escritor pero nunca he terminado algún libro que empiezo a escribir

- ¿Por qué no ha terminado de escribir un libro? ¿que lo detiene?

- Nada me detiene, nada físico. Mis personajes llegan a un momento de la historia en que su sufrimiento es tan grande que realmente no me da el corazón para seguir haciéndolos sufrir, o su sacrificio es tan grande que no soy capaz de llevarlo a cabo asíque lo dejo ahí hasta que se me ocurra una idea de cómo sacarlo de ese embrollo, cosa que generalmente no pasa.

- Pero dígame ¿que fue lo que lo inspiro a la docencia y a la literatura?

- Realmente no lo se, sólo me di cuenta un día al menos en lo que es la docencia. En cambio la literatura siempre ha sido parte de mi vida, nací con un libro bajo el brazo, no con una marraqueta-se ríe- y lo que me inspiró a escribir de la manera en que lo hago es la cantidad de fantasía y filosofía que ha pasado por mis manos, desde la Divina Comedia de Dante hasta la Critica de la Razón Pura de Kant, todo poco a poco ha ido formando a este ser del que me jacto ahora. Muchas veces me han descrito como un montón de retazos de personajes literarios pegados a un alma que nadie ha sido capaz de ver.

- Y esta descripción, ¿no le afecta?

- Nunca podrá afectarme, además después de todo creo que tienen razón

- ¿Que hay de los que lo tildan de loco?

- Amigo mío, yo mismo me tildo de loco, nadie realmente me entiende y yo realmente no entiendo a nadie, es algo extraño, yo me creo loco y además creo que todo el mundo lo esta asaque quizás eso me haga un ser cuerdo.

Se queda quieto en silencio unos instantes y de pronto se para y dice:”tengo una idea que no puede esperar a ser escrita, lo siento pero debo partir”.

Con gran dramatismo me da la mano y esa mirada calida y asombrada se convierte en una mirada de tristeza, como si estuviera lamentando enormemente esta partida.

Me despido de él después de este curioso y poco ortodoxo final con un papel en la mano- que él me dejo mientras la estrechaba con firmeza- que decía: “La próxima semana, mismo lugar, misma hora… hay mucho por hablar”.

Con la esperanza de volver a ver a este curioso personaje me retiré del parque dejando atrás de mí, un mundo diferente en que todo, hasta la idea de un loco, es tomado como posible.