El ocaso corona el horizonte y el mar cada vez más bravo ansía que le den un tributo para calmar su ímpetu. Una joven esta en la orilla del mar, observando como las aguas amenazan con devorarla, pero a ella no le importa eso, el dolor que lleva en el corazón y en el alma ahora esta puesto en su mano derecha. Siente el metal frío, que antes fue calido y vivía en su dedo anular, ahora esta en su puño cerrado, frío, no como lo que alguna vez represento.
Muchas cosas pasaron por su mente en ese momento, aquel trozo circular de oro le traía recuerdos que fueron felices pero que ahora estaban cubiertos por una niebla tan densa que la felicidad no, lograba traspasar. La ira se apodero de ella pero al igual que en días anteriores, no fue capaz de botarlo a la basura. Su corazón sabía que aquel anillo debía tener un final absoluto y ese final solo lo lograría el mar, que se lleva desde los sueños hasta el dolor.
Ella arrojo el anillo por el aire, se lo encomendó al viento para que dirigiera su rumbo a la superficie del mar, las nubes reprimieron sus lagrimas en respeto a ella, ya había derramado bastantes lagrimas como para que las nubes la mojaran. El mar levanto una ola y tomo la ofrenda llena de dolor, él la contempló y pensó que nunca en ningún lugar había ocurrido un gesto de amor tan bello, una renuncia tan pura al amor de toda una vida, nunca había visto una despedida tan dolorosa. Y el mar la bendijo, con una brisa le dio un mensaje: “limpiare tu vida y volverás a sonreír”, esa fue la promesa hecha por el mar a la joven mas triste que el había visto en toda su existencia y se llevo el anillo junto con el dolor que representaba a lo mas profundo de su ser de donde nunca mas podrá salir.
